En un acto de gran simbolismo internacional, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, fueron recibidos por el presidente francés, Emmanuel Macron, en el Palacio del Elíseo, en París. La reunión trilateral tuvo lugar en el marco de las conmemoraciones por la reapertura de la catedral de Notre Dame, cinco años después de su devastador incendio. La llegada de Zelensky al Elíseo fue marcada por los honores de la Guardia Republicana, aunque fue recibido por el jefe de protocolo y no por Macron directamente, en un gesto que subraya las prioridades diplomáticas en juego. Posteriormente, los tres líderes posaron brevemente para las cámaras antes de iniciar una serie de discusiones que abordan temas cruciales como los aranceles estadounidenses a productos europeos, la guerra en Oriente Medio y el persistente conflicto en Ucrania.
Durante las conversaciones, se destacó la intención de Trump, expresada durante su campaña, de resolver el conflicto ucraniano en apenas 24 horas, una promesa que genera incertidumbre tanto en Europa como en Kiev, dada la posibilidad de que implique un fin al apoyo militar de Estados Unidos a Ucrania. Por su parte, Zelensky asumió que la reconquista militar del territorio ocupado por Moscú puede ser improbable y subrayó la necesidad de buscar una salida diplomática al conflicto. La reunión se dio en un ambiente tenso y expectante, con la inminente participación de los tres mandatarios en las ceremonias de reapertura de Notre Dame, que reunirán a una cuarentena de jefes de Estado y de Gobierno, aunque el ajustado cronograma podría verse afectado por las intensas discusiones previas.
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