El grupo rebelde M23 lanzó una ofensiva apoyada por el ejército ruandés en el noreste de la República Democrática del Congo, alcanzando las inmediaciones de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte. Este recrudecimiento de la violencia ha forzado el desplazamiento de más de 250.000 personas hacia Goma, elevando el número total de desplazados en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur a 400.000. El presidente congoleño, Félix Tshisekedi, regresó de la cumbre de Davos para convocar una reunión urgente del consejo de defensa, mientras que António Guterres, secretario general de la ONU, alertó sobre el potencial de regionalización del conflicto. La situación se complica con el avance del M23 hacia Goma, donde las fuerzas de la ONU y las tropas de la comunidad de África austral trabajan para asegurar caminos y proteger a civiles.
Los combates se intensificaron con la fuerte presencia de fuerzas rebeldes en las cercanías de Goma y ciudades estratégicas como Sake y Minova. La muerte del general congolés Peter Chirimwami, no confirmada por las autoridades congoleñas, simboliza la gravedad del conflicto. La llegada masiva de desplazados ha desbordado la capacidad hospitalaria de Goma, mientras el miedo a la caída de la ciudad en manos rebeldes se extiende. En el ámbito internacional, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan sugirió que podría mediar en el conflicto debido a sus recientes éxitos diplomáticos en la región. Entretanto, las tensiones entre la RDC y Ruanda continúan siendo un obstáculo significativo para cualquier resolución pacífica, agravadas por la influencia y las acusaciones mutuas entre ambos gobiernos.
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