El reconocido torero, conocido como el Príncipe del Toreo, se destacó en Sevilla por su fino estilo y elegancia en el ruedo. Su carrera se vio marcada por un trágico incidente en 1983 cuando perdió un ojo en la Maestranza. A pesar de este revés, logró culminar sus estudios de óptica cinco años después. La muerte de su compañero Yiyo lo sumió en una profunda devastación.
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