La reforma arbitral en el fútbol español ha iniciado con una serie de ceses en la cúpula del Comité Técnico de Árbitros. Medina Cantalejo, Clos Gómez, Rubinos Pérez y varios vicepresidentes han sido destituidos, en un intento por renovar una estructura afectada por el legado del exvicepresidente Enríquez Negreira. La gestión de estos directivos ha estado marcada por prácticas opacas en la evaluación y promoción de los árbitros, así como por una tendencia hacia el amiguismo. Mientras tanto, Yolanda Parga, encargada del arbitraje femenino, se mantiene en su cargo a pesar de las críticas sobre su gestión, entre especulaciones que podría salir fortalecida de esta reestructuración.
Por otro lado, la influencia de Rafael Louzán, inquieto por las quejas del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, se hace evidente en la selección de los equipos que participarán en la comisión de reforma arbitral. El Madrid ha sido incluido cortesía de Louzán, lo que ha generado recelo entre los detractores. Sin claridad aún sobre quiénes reemplazarán a los cesados, la prioridad será alejarse de las prácticas vinculadas al «negreirismo». En paralelo, los árbitros han formado un nuevo sindicato, AESAF, con la intención de participar activamente en la reforma, abogando por mayor transparencia e incluso el uso de inteligencia artificial en las designaciones. La crisis arbitral persiste, y aunque la intención de Louzán es resolverla, las dinámicas políticas dentro del fútbol español complican el panorama.
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