Rafael Louzán asume la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) consolidando un gesto de unidad en el fútbol español mediante la formación de una nueva junta directiva. Louzán, quien ha sido electo pese a una condena pendiente por prevaricación, incorpora como vicepresidentes a Javier Tebas, Beatriz Álvarez y David Aganzo, líderes de LaLiga, LaLiga F y el sindicato de futbolistas AFE, respectivamente. Este movimiento busca restaurar las relaciones con tres entidades clave, las cuales habían sido tensas durante la anterior administración de Luis Rubiales. La nueva directiva marca un cambio significativo, con Tebas representando a los clubes excluyendo a pesos pesados como el Real Madrid y el Barcelona. Sin embargo, entre las ausencias destacadas en este equipo está la de Medina Cantalejo, del Comité Técnico Arbitral, lo que podría indicar un ajuste hacia un modelo de arbitraje más autónomo, al estilo de la Premier League.
El liderazgo de Louzán enfrenta desafíos legales, ya que su elección sigue mientras el Tribunal Supremo aún no ha resuelto su apelación contra una condena de inhabilitación por siete años. El nombramiento ha suscitado críticas y potenciales intervenciones del Consejo Superior de Deportes (CSD), que podría considerar su inhabilitación por violar los estatutos federativos. A pesar de estas incertidumbres, Louzán ha realizado nombramientos estratégicos, como la inclusión de Beatriz Seijo y Sergio Merchán, para asegurar estabilidad en su mandato. Mientras que autoridades como la ministra de Deportes, Pilar Alegría, permanecen vigilantes, las acciones concretas del CSD brillan por su ausencia, dejando al fútbol en una aparente espera bajo el nuevo liderazgo de Louzán, reafirmando el dicho de que el fútbol se gobierna a sí mismo.
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