Rangina Hamidi, la primera y última ministra de Educación de Afganistán antes del retorno de los talibanes, expresó su profundo escepticismo hacia la comunidad internacional, a la que responsabiliza de la situación crítica que enfrenta su país, especialmente las mujeres. Hamidi, quien ocupó el cargo durante 14 meses, critica la promulgación de leyes talibanes que condenan a las mujeres afganas a la invisibilidad, como la reciente prohibición de que hablen en público, una normativa que considera difícil de implementar pero extremadamente preocupante para muchas afganas, especialmente las que viven en centros urbanos. Pese al regreso de los talibanes, Hamidi sigue manteniendo una iniciativa social en Afganistán centrada en el empleo de las mujeres, subrayando la vital importancia de la educación y la autonomía femenina para contrarrestar la ideología talibán.
En una extensa entrevista, Hamidi habló de los fracasos del sistema educativo afgano y del uso de la autonomía de las mujeres como moneda de cambio entre los talibanes y la comunidad internacional. Denuncia la falta de unidad y la corrupción que caracterizaron al gobierno anterior, y señala que la democratización impuesta externamente no funcionó en Afganistán. Critica a los líderes mundiales por no asumir la responsabilidad de las crisis actuales y no hacer lo suficiente por el pueblo afgano, especialmente mujeres y niñas. A pesar de sus críticas, Hamidi insiste en la necesidad de continuar comprometidos con Afganistán y mantener la esperanza en un cambio futuro, aunque reconoce la dificultad que implica confiar en la comunidad internacional tras su decepcionante experiencia.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.