En una decidida apuesta por mejorar el paisaje urbano y erradicar comportamientos incívicos, el Ayuntamiento de Madrid ha modificado el protocolo destinado a gestionar las sanciones por grafitis en espacios públicos. Bajo esta nueva normativa, aquellos infractores que elijan participar en actividades en beneficio de la comunidad, deberán centrarse específicamente en la eliminación de las pintadas que ellos mismos han realizado, en lugar de realizar tareas de limpieza genérica en la ciudad, como se venía haciendo hasta ahora.
Esta medida, aprobada recientemente en una reunión de la Junta de Gobierno, pretende establecer una relación directa entre la infracción cometida y la acción reparadora que se debe llevar a cabo. Así, los sancionados se encargarán de cubrir sus pintadas en superficies no porosas como ladrillos pintados y muros, empleando para ello materiales y técnicas que eviten contrastes visuales con la superficie original. La iniciativa se enmarca dentro del protocolo de prestación ambiental sustitutoria de sanciones, vigente desde el 4 de diciembre.
Desde la implementación de las patrullas antigrafitis en septiembre de 2022, el balance se presenta notable: más de 146.000 servicios han sido prestados, limpiando una superficie total que supera los 2,4 millones de metros cuadrados. En 2022, las cifras reflejan 39.319 servicios y más de 321.000 m² limpiados, con una significativa concentración de esfuerzos entre septiembre y diciembre. En el año siguiente, 2023, las cifras fueron incluso superiores, marcándose 73.005 servicios y más de 722.000 m² libres de pintadas.
Estos esfuerzos se amplían con el trabajo conjunto de la Sección de Protección del Patrimonio Urbano de la Policía Municipal, creada hace poco más de un año y que ha mostrado resultados alentadores, tales como la emisión de 384 denuncias y la identificación de cerca de 700 infractores.
El área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, dirigida por Borja Carabante, busca con estas acciones no solo mejorar el entorno visual de la ciudad sino también trabajar en la concienciación ciudadana sobre el impacto negativo de las grafitis no autorizadas. En concordancia con la normativa vigente, se espera que esta estrategia contribuya a reducir paulatinamente estas prácticas, reforzando así el compromiso del consistorio con el cuidado del patrimonio y el paisaje urbano de Madrid.
El camino para convertir a Madrid en una ciudad más limpia continúa, apostando por el trabajo comunitario y la sensibilización como herramientas clave en la lucha contra el vandalismo gráfico. La administración local reafirma su compromiso con una ciudad donde el respeto por lo público y la convivencia cívica prevalezcan, y donde cada metro cuadrado recuperado sea un paso hacia la mejora de la calidad de vida en la capital.