Este miércoles, Países Bajos ha celebrado elecciones en un contexto lleno de sorpresas. Según los sondeos a pie de urna, el partido socio-liberal D66 se alza como ganador, superando a la ultraderecha del PVV, liderado por Geert Wilders, con 27 escaños frente a los 25 de los ultraderechistas. Los liberales del VVD se quedan con 23 escaños, mientras que la alianza de centro-izquierda obtiene 20, justo un escaño más que el centroderecha del CDA. Aunque Wilders había liderado las encuestas en semanas previas, su partido enfrenta el desafío del veto por parte de otras formaciones, lo que puede complicar la situación política en un país acostumbrado a formar gobiernos de coalición.
Con un electorado de 13,5 millones de ciudadanos, el Parlamento neerlandés opera bajo un sistema bicameral que dificulta la obtención de mayoría absoluta, obligando a formar alianzas para alcanzar al menos 76 escaños. En esta campaña, temas como la inmigración y la crisis de la vivienda han polarizado la opinión pública. Mientras el PVV insiste en una política restrictiva de asilo, la coalición progresista, encabezada por Frans Timmermans, promueve una agenda centrada en la creación de viviendas y la justicia social. Estas elecciones se celebran tras un período de inestabilidad política que ha llevado a un «gabinete tecnócrata» de centroderecha y que ahora se enfrenta a la incertidumbre sobre la formación de un nuevo gobierno.
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