Los hermanos Lyle y Erik Menéndez, encarcelados por el asesinato de sus padres en 1989, enfrentaron esta semana una maratónica audiencia de libertad condicional en California. La junta les negó la posibilidad de salir en el corto plazo, decisión que Lyle escuchó durante una sesión de once horas, mientras que Erik lo hizo en una vista de diez horas. Aunque un juez había reducido previamente su sentencia de cadena perpetua a 50 años, los hermanos deberán esperar tres años para solicitar nuevamente el beneficio. La junta criticó duramente la conducta de Lyle en prisión, acusándolo de poseer un móvil y vender dispositivos a otros reclusos, lo que dificultó su caso. Erik también fue reprendido por su comportamiento.
Durante la audiencia, se filtraron audios donde Erik describe su versión de los hechos, argumentando que vivía bajo el temor de su padre y poniendo en evidencia una infancia marcada por la falta de cimientos morales. El comisionado Robert Barton cuestionó por qué eligieron matar a su madre tras disparar a su padre, y Erik explicó que su madre no lo protegería de los abusos. La publicación de los audios generó revuelo, y la abogada de los Menéndez criticó la filtración y el impacto sobre la privacidad de la familia. A pesar de la negativa actual, existe la posibilidad de una nueva audiencia antes de cumplir el plazo de tres años si se presentan cambios significativos en su conducta.
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