Benidorm, una de las principales ciudades turísticas de España, se encuentra en el centro de una creciente división social entre sus habitantes y los turistas británicos. Según un reportaje del Daily Mail, esta separación se manifiesta en la preferencia de los españoles por las tranquilas y pintorescas calles del casco antiguo, mientras que los visitantes británicos optan por las bulliciosas zonas de pubs del New Town. La tensión entre ambos grupos es palpable, con comentarios de lugareños que afirman evitar a los turistas británicos por su comportamiento, tildándolos de groseros y desconsiderados.
Las quejas de comerciantes locales subrayan la incomodidad que siente la población ante la invasión de turistas. Desde la negativa de ciertos establecimientos a aceptar comportamientos inapropiados, como no vestir adecuadamente en espacios públicos, hasta incidentes de vandalismo, Benidorm vive una extraña paradoja: mientras los españoles desconfían y se quejan de los británicos, muchos turistas sostienen que su presencia es crucial para la economía local, generando conflictos de percepción en una ciudad que depende tanto del turismo.
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