En la reciente edición del Festival de San Sebastián, la película de Alauda Ruiz de Azúa se alzó con el máximo galardón, destacando entre las propuestas presentadas. El filme cuenta la historia de una joven que decide seguir su vocación religiosa y convertirse en monja, un argumento que resonó profundamente en un festival donde el cine español brilló notablemente. La cinta de Ruiz de Azúa se impuso en una sección oficial que muchos consideraron carente de emoción, en gran parte debido a la falta de relevancia de las propuestas internacionales, lo cual permitió al cine nacional destacarse de manera excepcional.
Sin embargo, el festival no estuvo exento de controversia, ya que las manifestaciones propalestinas marcaron parte del evento. Los protestantes aprovecharon la plataforma del certamen para destacar causas políticas, añadiendo una dimensión de tensión que compitió por la atención del público y los medios. A pesar de estas distracciones, la calidad excepcional del cine español, encabezado por la obra de Ruiz de Azúa, logró captar la atención de la audiencia, situando al talento local en el centro de la escena y reafirmando la capacidad del festival para ser un escenario clave para el reconocimiento cinematográfico.
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