En 2019, Diego García, inspirado por la creciente popularidad de los corridos tumbados y el libro «Las carreteras forman parte del paisaje» de John Brinckerhoff, concibió el título «El corrido también es parte del paisaje» como un ejercicio académico en Ciudad de México. Cinco años después, este concepto ficticio se concretó en Guanajuato con la creación del Colectivo Preciosa Sangre, que él cofundó junto a Fabiola López. La publicación resultante incluye ensayos, cuentos y otras formas literarias que exploran cómo los corridos forman parte integral del paisaje cultural, más allá de los narcocorridos, abarcando aspectos culturales, históricos y personales.
En un contexto donde la controversia sobre los corridos y su relación con el crimen organizado está en auge, el libro ganó notoriedad. A partir de un incidente en Guadalajara que enalteció figuras criminales, varios estados prohibieron los narcocorridos, posicionando al arte como chivo expiatorio de la violencia estructural. García critica esta situación destacando que los corridos son una respuesta estética a la realidad y no la causa de la violencia. Además, señala la necesidad de diversificar las voces y narrativas dentro del género, promoviendo un entendimiento más profundo y una representación más amplia de las experiencias sociales y personales.
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