Cada vez son más los famosos que comparten abiertamente sus experiencias con la cirugía estética, alimentando una tendencia que parece popularizarse entre las generaciones más jóvenes. Las redes sociales, especialmente TikTok, se han convertido en el escenario donde muchos usuarios expresan su satisfacción tras someterse a estos procedimientos. Frases como «fue la mejor decisión de nuestras vidas» cruzan las pantallas, respaldadas por un número creciente de personas que optan por modificaciones corporales, con más de 500 intervenciones diarias, en su mayoría realizadas por mujeres.
Sin embargo, detrás de esta aparente libertad de elección se encuentra una realidad más compleja. La presión estética, históricamente impuesta a las mujeres, sigue existiendo y puede llevar a decisiones que comprometan su salud. Comentarios en la plataforma destacan que la idea de «libertad» en la elección de estos procedimientos a menudo es una ilusión, consecuencia de un sistema que fomenta inseguridades. La creciente normalización de las operaciones estéticas no es simplemente una moda, sino una manifestación de una sociedad que exige perfección, un fenómeno que requiere una reflexión profunda sobre las dinámicas de poder y belleza que operan en la actualidad.
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