Acostarse más temprano podría ser la clave para mejorar la actividad física al día siguiente, según un estudio de la Universidad de Monash, publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’. La investigación, que involucró a cerca de 20,000 participantes y generó datos de casi seis millones de noches, analizó la relación entre la duración del sueño, el horario de acostarse y el nivel de actividad física del día siguiente. Los resultados revelaron que aquellos que se iban a la cama a las 9 de la noche realizaban, en promedio, 30 minutos más de actividad física moderada a vigorosa en comparación con quienes se quedaban despiertos hasta la 1 de la madrugada.
Además, el estudio demostró que incluso sin reducir la duración total del sueño, acostarse antes puede incrementar la actividad física. El doctor Josh Leota, autor principal de la investigación, señala que estas conclusiones tienen implicaciones significativas para la salud pública, sugiriendo que las campañas de salud deberían promover la importancia de acostarse más temprano para fomentar estilos de vida activos. Estos hallazgos enfatizan la conexión vital entre sueño y ejercicio, sugiriendo que optimizar el tiempo de descanso podría ser un enfoque efectivo para mejorar la salud individual y comunitaria.
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