La difusión de audios comprometedores de la militante socialista Leire Díez ha desatado una ola de inquietud dentro del PSOE. En las grabaciones, Díez sugiere a un empresario implicado en casos de corrupción la posibilidad de recibir un trato favorable por parte de la Fiscalía, a cambio de información incriminatoria sobre un alto mando de la Guardia Civil involucrado en investigaciones críticas que salpican al entorno gubernamental. Ante esta situación, la dirección del partido, encabezada por Ferraz, ha decidido abrir un expediente a Díez, aunque la reacción a este escándalo ha provocado divisiones internas, con algunos dirigentes temiendo que la crisis acentúe el debilitamiento del partido.
La respuesta desde la oposición no se ha hecho esperar. Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, ha calificado el episodio como un punto de inflexión, acusando al Gobierno de encubrir una “trama de corrupción” y una “mafia” que busca protegerse de las implicaciones judiciales. Mientras tanto, el Ejecutivo defiende su postura, negando la existencia de cualquier red ilícita. Este conflicto no solo intensifica el debate sobre la corrupción en la política española, sino que también amenaza la estabilidad del PSOE en un momento crítico.
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