En el ámbito del arbitraje internacional, FIFA y UEFA han otorgado un reconocimiento destacado a los árbitros españoles, situándolos entre los mejores del mundo. Este reconocimiento se refleja en la alta frecuencia con la que los colegiados españoles son designados para oficiar en la UEFA Champions League. La presencia constante de árbitros de España en uno de los torneos de clubes más prestigiosos del mundo subraya su competencia y habilidad en la gestión de partidos de alto nivel, lo que reafirma la confianza que estas organizaciones deportivas depositan en ellos para mantener la integridad y la justicia en los terrenos de juego europeos.
Sin embargo, a pesar de este reconocimiento y frecuencia en designaciones, la presencia de los árbitros españoles en los eventos internacionales más importantes como el Mundial y la Eurocopa ha sido limitada. En las últimas ediciones de ambos torneos, solo un árbitro de campo fue seleccionado, situación que generó críticas. Esta elección singular pone de relieve una paradoja en su evaluación internacional: mientras que en competiciones de clubes gozan de alta consideración, su inclusión en eventos de selecciones nacionales parece no gozar del mismo respaldo. Las críticas recibidas podrían estar relacionadas con decisiones específicas dentro de los partidos o con la percepción general del arbitraje en estos torneos, planteando cuestionamientos sobre los criterios de selección aplicados por los organismos rectores del fútbol mundial.
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