Los Diez Mandamientos, establecidos según la tradición en el monte Sinaí y entregados por Dios a Moisés, son la base ética y moral tanto para el judaísmo como para el cristianismo, especialmente en el contexto de la Iglesia Católica. Estos mandatos, grabados en tablas de piedra, se presentan como un conjunto de normas fundamentales que rigen la relación del creyente con Dios y su interacción con el prójimo. Históricamente, se entienden más como una guía ética que como reglas estrictas, destinadas a liberar al creyente de la esclavitud del pecado y orientar hacia una vida moralmente recta.
Cada uno de los mandamientos aborda aspectos claves: desde el amor y el respeto a Dios sobre todas las cosas, hasta normas sobre el comportamiento personal y social. Los primeros cuatro enumeran la relación del hombre con lo divino, subrayando la devoción y el respeto debidos a Dios, mientras que los seis restantes se enfocan en las interacciones humanas, abarcando desde el respeto filial hasta la honestidad y la pureza de acción y pensamiento. En su conjunto, los Diez Mandamientos se presentan como un gran regalo divino que busca instruir sobre cómo llevar una vida que promueva la paz social y la integridad personal.
Leer noticia completa en OK Diario.