El ex secretario general del PSOE-M, quien dimitió tras una crisis interna que sacudió las bases del partido, ha hecho una inesperada reaparición en la Asamblea. Se le ha visto con «energía y serenidad», según observadores presentes, lo que contrasta significativamente con el clima de tensión que precedió su dimisión. Este retorno ocurre en un contexto en que el partido aún lidia con las repercusiones de la crisis, marcada por profundas divisiones y debates internos sobre el rumbo futuro del PSOE-M. Fuentes cercanas sugieren que su presencia podría simbolizar un intento de reconciliación y unidad, aunque algunos sectores del partido aún muestran reticencias respecto a su reintegración.
En su reaparición, el ex líder se mostró abierto y dialogante, dejando entrever la posibilidad de asumir un papel conciliador en la ya tensa atmósfera política del PSOE-M. A nivel externo, su regreso ha generado expectación entre los analistas, quienes se preguntan si su influencia contribuirá a estabilizar o agitar aún más las aguas dentro del partido. Mientras tanto, la dirección actual del PSOE-M intenta restablecer la cohesión y trazar una estrategia compartida que permita superar las fricciones internas y fortalecer su presencia política de cara a los próximos desafíos electorales. Esta situación se está desarrollando bajo la atenta mirada de la opinión pública y el resto del arco político madrileño, que sigue de cerca cómo se resolverán las tensiones internas que han amenazado con dividir al partido.
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