Este domingo, TikTok dejó de estar disponible para unos 170 millones de usuarios en Estados Unidos, tras no cumplir con los requerimientos de cortar vínculos con su compañía matriz china, Bytedance. La medida es el resultado de una ley aprobada en abril, fundamentada en preocupaciones de seguridad nacional relacionadas con el acceso del gobierno chino a datos personales y la capacidad de influir en el contenido consumido por los usuarios estadounidenses. A pesar de intentos para ganar tiempo, como llevar el caso al Tribunal Supremo y buscar un acercamiento con figuras políticas como Donald Trump, la aplicación no logró evitar esta prohibición. La salida de TikTok del mercado estadounidense deja un vacío que podría ser llenado por plataformas alternativas como Reels, de Meta, o Shorts, de Google, y plantea interrogantes sobre el futuro de las redes sociales y la influencia que poseen sobre los ciudadanos, especialmente los más jóvenes.
A nivel global, la exclusión de TikTok en Estados Unidos está generando preocupaciones sobre posibles prohibiciones similares en otros países. No obstante, expertos en derecho digital, como el profesor Oskar Gstrein, sugieren que fuera de EE UU, TikTok continuará operando con normalidad, salvo por una disminución en la visibilidad de contenido generado por usuarios estadounidenses. Además, el caso resurge el debate sobre la seguridad de los datos personales en las aplicaciones digitales, un tema que no es exclusivo de TikTok, sino que también afecta a otras plataformas, como las de Meta. Aunque la Unión Europea parece no tener intenciones de seguir el ejemplo estadounidense, mantiene su enfoque en la regulación y protección de los usuarios mediante normativas específicas como la Ley de Servicios Digitales. El incidente resalta la creciente disgregación del panorama digital y la necesidad de abordar cuestiones de soberanía tecnológica y protección de datos a nivel global.
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