En un inesperado giro político, el reciente debate parlamentario ha generado tensiones en el Congreso, al evidenciar divisiones internas en el partido gobernante. La disputa surgió durante la discusión de una controvertida reforma económica, respaldada por el liderazgo del partido pero cuestionada por un grupo significativo de legisladores. Este desacuerdo ha desatado críticas tanto internas como externas, poniendo en jaque la cohesión del bloque oficialista y sembrando dudas sobre la capacidad del gobierno para avanzar en su agenda legislativa.
Analistas políticos destacan que la divergencia refleja una creciente insatisfacción entre algunos miembros del partido, quienes argumentan que la reforma favorecería desproporcionadamente a sectores de mayores ingresos, dejando de lado a las comunidades más vulnerables. Este episodio no solo ha resaltado fisuras dentro del partido, sino que también ha brindado una oportunidad para que la oposición capitalice el descontento, intensificando su presión para frenar la iniciativa. En medio de este clima de incertidumbre, el liderazgo del partido se enfrenta al desafío de reconciliar diferencias internas y recuperar la confianza pública de cara a futuros debates legislativos.
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