Ha pasado casi dos meses desde que el primer ministro británico, Keir Starmer, entabló conversaciones con el presidente egipcio, Abdel Fattah el-Sisi, respecto al caso del activista británico-egipcio Alaa Abd El Fattah. Sin embargo, no se ha constatado ningún avance significativo en su situación, prolongando la crisis humanitaria que lo envuelve.
Alaa, un renombrado escritor y tecnólogo, se encuentra encarcelado en Egipto, y su encarcelamiento ha provocado una ferviente protesta a nivel internacional. Su estado de salud se ha deteriorado gravemente debido a una huelga de hambre que ha mantenido en señal de protesta. El activista debería haber sido liberado en septiembre pasado, pero su condena aún persiste, incrementando la urgencia de una resolución.
Laila Soueif, madre de Alaa, no ha permanecido indiferente. Inició su propia huelga de hambre coincidiendo con la prevista liberación de su hijo, con el propósito de visibilizar su causa y ejercer presión sobre las autoridades. Sin embargo, la salud de Soueif se vio pronto afectada, llevándola a modificar su protesta a una huelga parcial, sobreviviendo con un mínimo de 300 calorías líquidas diarias tras ser hospitalizada en Londres. En un esfuerzo que ya contabiliza 208 días, Soueif ha manifestado que regresará a la huelga de hambre total si no se observa progreso en el caso de su hijo.
Mientras tanto, Alaa atraviesa el día 55 de su propia huelga de hambre, sostenido únicamente por té de hierbas, café negro y sales de rehidratación. Actualmente, recibe tratamiento en la prisión de Wadi El-Natrun por severos dolores estomacales. En una reciente carta dirigida a su familia, detalló la agravación de sus síntomas: «La verdad es que la inflamación está empeorando… todos estos medicamentos me están causando mareos, y ayer mi visión fue borrosa, veía objetos distantes duplicados», escribió.
Sanaa Seif, hermana de Alaa, externó su desesperación ante la angustiante situación de su familia en un comunicado público: “Estamos todos tan exhaustos. Mi madre y mi hermano están literalmente poniendo sus cuerpos en la línea, solo para darle a Alaa la libertad que merece. Su salud es tan precaria que siempre temo que estemos al borde de una tragedia. Necesitamos que Keir Starmer haga todo lo posible para traer a Alaa de vuelta a casa”.
La demanda por la liberación de Alaa ha reunido un considerable respaldo político en el Reino Unido. Más de 50 parlamentarios han solicitado una acción inmediata, ejerciendo presión sobre el gobierno británico para actuar con firmeza. Aunque Starmer ha manifestado su compromiso de presionar por la liberación de Alaa, es urgente que sus palabras se traduzcan en acciones decididas y concretas. Ante el crítico estado de salud del activista y la angustiosa condición de su familia, la necesidad de una intervención contundente se torna imperativa para asegurar la libertad de Alaa y evitar una potencial tragedia en el futuro.