En un contexto de expectativas y anuncios ambiciosos, el gobierno chileno se enfrenta a un balance poco alentador respecto a su Estrategia Nacional del Litio. Aunque la estatal Codelco logró un preacuerdo con SQM para la explotación conjunta del Salar de Atacama hasta 2060, pocos avances adicionales se han materializado. Iniciativas clave, como los contratos con las empresas BYD y Tsingshan para añadir valor al mineral, ahora enfrentan incertidumbres significativas. Tras rumores de que ambas compañías podrían retirarse, el ministro Marcel confirmó esta posibilidad, aunque la Embajada de China posteriormente negó los desistimientos, dejando en el aire el anhelo de producir baterías en Chile.
La situación revela las complejidades de concretar proyectos estratégicos en el sector del litio, un recurso clave para la transición energética global. La posibilidad de desarrollar una industria local de baterías enfrentó trabas que subrayan la necesidad de negociaciones más firmes y una visión más clara sobre los pasos a seguir. Este clima de incertidumbre no solo afecta las metas económicas del país, sino que también pone en riesgo el posicionamiento de Chile en el competitivo mercado internacional del litio, donde otras naciones también buscan liderar en tecnología y producción.
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