El segundo Congreso Panamericano, organizado por el partido político Morena en México, se perfila como un encuentro crucial para el movimiento progresista de América Latina. Con el lema de defender las instituciones democráticas del continente frente a las amenazas autoritarias, el evento convoca a numerosos líderes y activistas desde Nunavut en Canadá hasta Tierra de Fuego en Argentina. La cita, que se desarrolla en Ciudad de México del 31 de julio al 3 de agosto, destaca por su ambición de forjar una paz duradera y promover una transición verde justa. La reunión incluye visitas significativas como la del Palacio Nacional, donde la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum discute temas de interés común con los delegados.
En contraste con el auge de los congresos ultra conservadores, como la Conferencia de Acción Política Conservadora, el Congreso Panamericano busca posicionarse como un contrapeso al creciente autoritarismo en la región. Personalidades como Naomi Klein, Álvaro García Linera, y Rashida Tlaib participan, ofreciendo una variedad de perspectivas progresistas. No obstante, se nota la ausencia de representantes significativos de Chile, un país con fuerte tradición de izquierda. Este esfuerzo se caracteriza como una respuesta necesaria y urgente ante la expansión de movimientos de derecha radical que han captado la atención en otras regiones y busca cimentar un bloque sólido que enarbole los principios democráticos y progresistas en América Latina.
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