La reciente victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales de México plantea interrogantes sobre si seguirá los pasos de su mentor, el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), o definirá su propio camino. Con un notable aumento de 5 millones de votos respecto a AMLO hace seis años, Sheinbaum promete continuar con la Cuarta Transformación mientras incursiona en nuevas áreas como la energía renovable y el «nearshoring». Aunque ambos comparten la bandera del «humanismo mexicano» y un sólido vínculo, las diferencias en su estilo y origen podrían marcar el tono de su gobierno. Sheinbaum, científica de formación y con un perfil más reservado, deberá afrontar retos complejos como la violencia y la relación con grandes empresas, situándose en una posición donde la posibilidad de «matar al padre» políticamente no parece descabellada.
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