El abad de un prestigioso templo ha sido acusado de mantener «relaciones inapropiadas con mujeres y ser padre de hijos ilegítimos», además de su supuesta implicación en una red de malversación de fondos. La investigación comenzó tras recibir denuncias anónimas que apuntaban a su conducta impropia y al manejo turbio de los recursos económicos del templo. Según las declaraciones de los denunciantes, la influencia del abad le habría permitido operar con impunidad durante años, evitando el escrutinio de las autoridades locales.
Las reacciones no se han hecho esperar, y la comunidad religiosa se encuentra profundamente dividida. Algunos fieles expresan su indignación y exigen medidas drásticas, mientras que otros prefieren mantener la confianza en el líder espiritual hasta que se aclaren los hechos. Las autoridades han iniciado procedimientos formales para investigar a fondo las acusaciones, prometiendo transparencia y justicia en el proceso. En medio de la controversia, el abad ha mantenido silencio, aumentando la presión sobre la ya tensa situación.
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