La Feria del Libro de Madrid está experimentando una vibrante edición, marcada por una afluencia masiva de público y dinámicas largas colas para las firmas de autores este domingo, un día justo después de su inauguración. A pesar de la confusión generada por cierres parciales debido a alertas meteorológicas, los profesionales del sector se muestran optimistas y resonantes de energía por compartir sus últimas novedades. Librerías más pequeñas, como Pérgamo, destacan esta oportunidad como un momento clave del año, señalando que pueden competir en igualdad de condiciones con las grandes editoriales.
Sin embargo, la feria no ha estado exenta de controversias. Algunos libreros expresan su descontento por la falta de claridad tras los cierres del viernes, cuando el parque del Retiro se cerró por una alerta. Commentan que, aunque el parque reabrió, las casetas continuaron cerradas, lo que generó confusión. A pesar de estos inconvenientes, editores como Juan Casamayor ven en esta edición una buena oportunidad, destacando la importancia de una programación cultural rica que atrae al público y subrayando el auge de sellos independientes que han revitalizado el panorama literario.
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