En las instalaciones de Son Tous, ubicadas a las afueras de Palma, se encuentra un edificio destinado a acoger temporalmente a inmigrantes que han llegado de forma ilegal a la capital balear. Estos individuos permanecen allí un máximo de tres días mientras la Policía tramita un documento que les permite circular libremente por la Unión Europea durante 15 días. Durante este periodo, no pueden ser detenidos, lo que da lugar a que muchos busquen establecerse permanentemente en otro país, siendo el norte de Francia un destino frecuente. Sin embargo, pasada la quincena, aquellos que no han regularizado su situación legalmente son considerados como inmigrantes ilegales.
El trayecto hacia Europa a través de la ruta argelina del Mediterráneo occidental es conocido por su peligrosidad. Las embarcaciones, que a menudo transportan a más personas de las que están diseñadas para alojar, son propulsadas por gasolina y se enfrentan a duras condiciones antes de llegar a destino. Mientras tanto, en Son Tous, las pateras que han sido utilizadas en estos viajes se almacenan antes de ser destruidas debido al incumplimiento de normativas medioambientales. Según Kiko Villalonga, gerente de Puertos en Baleares, cada patera destruida conlleva un coste de 611 euros, resaltando así los recursos destinados a manejar las consecuencias de esta crisis migratoria.
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