El partido D66 lograría un importante avance en las elecciones al obtener 27 escaños de los 150 disponibles en el Parlamento. Esta victoria le permite superar al partido de extrema derecha PVV, liderado por Geert Wilders, que conseguiría 25 escaños. Esta diferencia marca un giro significativo en el panorama político, destacando un desplazamiento hacia el centro en un contexto que había estado dominado por narrativas más extremistas.
La campaña de D66 se centró en propuestas progresistas y en abordar temas como el cambio climático y los derechos humanos, resonando fuertemente entre los votantes. Por otro lado, el PVV, conocido por su retórica antiinmigrante y posiciones nacionalistas, vio cómo su apoyo disminuía en comparación con elecciones anteriores. Este resultado sugiere un cambio en las prioridades del electorado, que ahora parecen inclinarse más hacia políticas inclusivas y sostenibles.
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