El Papa expresó su preocupación por la «creciente» desigualdad global y afirmó sentirse «desafiado, aunque no abrumado» por los retos que enfrenta en su papel como líder político y espiritual en el mundo. En una reciente declaración, subrayó la importancia de abordar las disparidades económicas y sociales que afectan a millones, destacando que tales desigualdades son una amenaza para la paz y la estabilidad global. Además, señaló la responsabilidad del Papado en promover el diálogo y la cooperación entre naciones para superar estas divisiones.
La migración ha sido posicionada como un eje central de su Pontificado, resaltando su compromiso con la protección y apoyo a los migrantes y refugiados. El líder religioso hizo hincapié en la necesidad de que las naciones desarrollen políticas inclusivas y humanas, que reconozcan la dignidad de cada individuo, independientemente de su origen. Su enfoque busca recordar a la comunidad internacional que el fenómeno migratorio es un llamado a la solidaridad y al entendimiento mutuo, animando a los gobiernos y a los ciudadanos a responder con compasión y apertura.
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