A sus 56 años, un suboficial del Cuerpo ha logrado una hazaña impresionante al acumular 80 medallas en los Juegos Mundiales, un evento donde también compiten policías de diversas partes del mundo. Su destacada participación en estas justas refleja una carrera dedicada al deporte y al servicio público, destacándose en varias disciplinas que requieren no solo habilidad sino también un alto nivel de compromiso y esfuerzo. Este logro lo posiciona como una figura notable dentro de su comunidad y como un ejemplo de dedicación y pasión por el deporte.
Por otro lado, su hijo ha comenzado a seguir sus pasos al debutar con tres medallas de plata en la misma competición. Este joven atleta, motivado por la trayectoria de su padre, demuestra que el legado deportivo podría continuar en la familia. La participación del vástago no solo añade al prestigio familiar, sino que también refuerza la conexión y el espíritu competitivo que comparten. Ambos casos reflejan cómo el deporte puede unir generaciones y colocar a los policías en el foco de admiración pública por sus logros tanto en la seguridad como en el ámbito deportivo.
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