El primer ministro, tras su reciente reelección y en un contexto político tenso, ha declarado con contundencia que su nuevo mandato no estará limitado por las presiones partidarias. En un discurso que refleja su deseo de marcar un rumbo independiente, insistió en que su gobierno no estará «encarcelado por los partidos». Este posicionamiento sugiere una intención de gobernar con mayor autonomía, al tiempo que reafirma su compromiso con los intereses nacionales. La declaración se produce en un momento crítico, donde las tensiones dentro de su coalición han puesto en riesgo la estabilidad política del país.
Además, el primer ministro se ha comprometido a abordar los desafíos más urgentes, como la economía y la seguridad, sin ceder ante las divisiones internas. Su enfoque parece dirigirse hacia una política más centrada en la eficacia gubernamental que en el consenso partidario. Esta estrategia busca ganar el respaldo de una población cada vez más descontenta con el estancamiento político. Los observadores políticos se mantienen atentos al desarrollo de su mandato, esperando ver si puede cumplir con sus promesas sin la protección de un respaldo partidario robusto.
Leer noticia completa en El Mundo.