La Unión Europea ha decidido intensificar sus esfuerzos para incrementar el gasto en defensa y lograr una mayor autonomía en esta área, en respuesta a las crecientes tensiones y la posibilidad de un conflicto en suelo europeo. Para ello, la Comisión Europea presentó una estrategia que prepara a sus Estados miembros ante eventuales crisis, que podrían abarcar desde accidentes nucleares y guerras hasta ataques contra infraestructuras críticas y pandemias. En este contexto, Bruselas ha propuesto que los hogares europeos dispongan de un kit de supervivencia con suministros básicos para 72 horas, incluyendo agua, medicamentos, baterías y alimentos no perecederos. Esta medida es parte de un plan más amplio que busca no solo reforzar las capacidades nacionales, sino también concienciar a la población sobre la importancia de estar preparados para emergencias.
Simultáneamente, medidas similares se han venido implementando en los países nórdicos y bálticos, que desde hace años publican guías para educar a la población sobre cómo reaccionar ante crisis. Suecia, por ejemplo, ha revitalizado sus manuales, añadiendo información sobre defensa cibernética y manejo de la desinformación, además de consejos para explicar la situación a los niños. Las repúblicas bálticas, por su parte, aumentaron las recomendaciones desde la anexión de Crimea por Rusia en 2014 y ahora han avanzado con un acuerdo de defensa mutua firmado en enero para reforzar su frontera común con Rusia y Bielorrusia. Polonia, en un estado de máxima alerta tras amenazas directas, ha implementado planes significativos de preparación militar y civil, que incluyen convocatorias a civiles para instrucción militar y la construcción de refugios subterráneos, junto a una próxima Ley de Protección Civil destinada a incrementar la resiliencia ciudadana frente a posibles conflictos.
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