El actual gobierno de Colombia presidido por Gustavo Petro se enfrenta a una creciente tensión interna, evidenciada por una nueva disputa entre dos de sus funcionarios más cercanos, el ministro del Interior, Armando Benedetti, y la canciller Laura Sarabia. Esta tensión emergió cuando Sarabia declaró públicamente que había entregado a la Fiscalía audios comprometedores relacionados a las investigaciones en curso contra Benedetti, sin especificar a cuál caso se refería. La divulgación de uno de estos audios por la emisora Blu Radio mostró al ministro en un mensaje de voz de 2023, en el que insinuaba que las investigaciones no obstaculizarían su nombramiento en cargos de poder, alimentando así más polémica en torno a su figura dentro del Gobierno. Benedetti, firme en su postura, desestimó la relevancia de las acusaciones y expresó su seguridad sobre su permanencia en el gabinete de Petro.
En este contexto de incertidumbre política, el presidente Petro no ha tomado partido públicamente, a pesar de la gravedad de las acusaciones y del impacto potencial en la imagen de su Gobierno. El descontento interno alcanzó nuevas dimensiones cuando Jorge Rojas, un aliado cercano a Petro, renunció a su cargo en febrero, en protesta por el regreso de Benedetti al Gobierno. Además, la relación entre el presidente y la canciller Sarabia ha sido puesta a prueba tras un desacuerdo sobre el reconocimiento de las elecciones en Ecuador, donde Petro desautorizó la posición de Sarabia ante la victoria de Daniel Noboa. Mientras Sarabia intenta apaciguar la situación enfatizando su continuo trabajo conjunto con el presidente, la crisis expone las fisuras dentro del equipo gubernamental y plantea interrogantes sobre el futuro manejo de las políticas internas y exteriores en Colombia.
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