En la reciente edición de «Gran Hermano», los concursantes comenzaron a compartir sus historias de vida a través de la dinámica conocida como la ‘curva de la vida’. En este contexto, Laura Pérez, hija de María José Galera, fue la primera en abrir su corazón al público. Como parte de su relato, Laura reveló que nació en el año 2003 y desde su infancia tuvo que enfrentar la pérdida de su hermana mayor, Estefanía, quien falleció cuando Laura tenía tan solo tres años. La muerte de Estefanía, quien padecía parálisis cerebral, tuvo un profundo impacto en la familia Pérez-Galera, resultando en la separación de sus padres. Esta experiencia marcó un antes y un después en la vida de Laura, quien se mudó a vivir con su padre mientras su madre se trasladó a México. La joven también compartió que sufrió acoso escolar durante su etapa en quinto y sexto de primaria, lo que contribuyó a la complejidad de su niñez.
A pesar de las adversidades, Laura decidió mudarse a México para reunirse con su madre, lo cual representó un punto de inflexión positivo en su vida. Sin embargo, regresaron a España donde, durante la pandemia, Laura enfrentó una lucha personal, preocupándose excesivamente por su físico y atravesando momentos difíciles. Ante estas circunstancias, encontró en su hermana Patricia un apoyo incondicional y un pilar fundamental, describiéndola como su salvación. En su conmovedor relato, Laura también recordó a su hermana fallecida, Fátima, asegurando que, aunque no todas estén físicamente presentes, sienten que un ángel las une y protege. Al concluir su historia, Laura enfatizó que a pesar de las difíciles pruebas que ha enfrentado, su familia sigue siendo su mayor fuente de alegría y fortaleza.
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