El interior del edificio se describe como una mezcla vibrante donde las emociones se intensifican, al estar inmerso en un entorno festivo y desafiante. Esta coexistencia de sensaciones crea un espacio dinámico en el que las pasiones humanas se manifiestan con fuerza, generando un espectáculo continuo similar al de una centrifugadora. Este ambiente está diseñado para estimular y desafiar constantemente a quienes lo visitan, convirtiendo cada experiencia en algo único y memorable.
La atmósfera dentro del edificio refleja una colisión constante de energías, donde lo festivo y lo exigente se integran para ofrecer una vivencia inigualable. Los visitantes son llevados a explorar sus propios límites emocionales en un entorno que continuamente cambia y evoluciona. Esto crea un atractivo especial por su capacidad de capturar la atención y despertar la curiosidad, lo que convierte al edificio en un punto de referencia para experiencias intensas y profundas.
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