En una asfixiante noche en el Teatro Romano de Mérida, se presentó una versión contemporánea de «Las troyanas» de Eurípides, dirigida por Carlota Ferrer. La obra, que fue estrenada en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, se aleja de los paralelismos explícitos con los conflictos actuales y, sin embargo, resuena intensamente con situaciones modernas como las de Gaza o Ucrania. Isabel Ordaz, interpretando a Hécuba, y Mina El Hammani, como Helena, lideran un elenco que busca humanizar a los personajes históricos, alejándolos de arquetipos tradicionales. La puesta en escena combina proyecciones, música y efectos sonoros, creando una experiencia visual y auditiva que acompaña el potente texto clásico.
Ferrer ha logrado transformar el escenario en un caleidoscopio de imágenes y sensaciones que evocan el sufrimiento atemporal de los derrotados, explorando temas de desplazamiento y pérdida. Con un impresionante telón de columnas romanas y una sobria escenografía que incluye tiendas de campaña, la obra muestra a personajes que, mediante coreografías y actuaciones contenidas, llenan el espacio monumental. La representación mantiene al público absorto, aun en medio del caluroso entorno, hasta un final simbólico donde el espacio se transforma en una playa de turistas indiferentes, acentuando la vigencia y universalidad del drama troyano. Las ovaciones finales confirman el impacto de un montaje que logra conectar profundamente con el presente.
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