Colocar imanes en la nevera es una práctica común en muchos hogares, aportando un toque decorativo y personal al entorno. Aunque se ha desmentido el mito de que estos pequeños objetos afectan el funcionamiento del frigorífico, se han identificado otras consecuencias no tan evidentes. Los imanes, especialmente los más fuertes o aquellos movidos con frecuencia, pueden rayar o dañar la superficie del electrodoméstico, afectando su estética. Además, la acumulación de muchos imanes podría comprometer el cierre adecuado de la puerta, ya que el peso puede generar desajustes, lo que a su vez obligaría al frigorífico a trabajar más para mantener la temperatura, especialmente si la puerta no cierra correctamente.
En el caso de los frigoríficos modernos que incorporan pantallas táctiles o tecnología avanzada, es aconsejable evitar colocar imanes, pues podrían interferir con su funcionamiento. Además, el uso excesivo de imanes puede dañar la superficie más allá de lo estético, dificultando la limpieza. Para mantener la eficiencia del frigorífico, se recomienda una adecuada organización de los alimentos que facilite la circulación de aire frío y reduzca el tiempo de apertura de la puerta. Una limpieza regular es esencial para maximizar la vida útil del aparato, asegurando que las rejillas de ventilación estén libres de obstrucciones y que el sellado de la puerta esté intacto para evitar fugas de aire frío.
Leer noticia completa en OK Diario.