El crecimiento económico global se ve amenazado por una serie de desafíos multifacéticos, según un informe reciente. Factores como la inflación persistente y las tensiones geopolíticas están provocando un ambiente de incertidumbre que impacta negativamente el comercio internacional y la inversión. Las economías emergentes y los países en desarrollo enfrentan las mayores dificultades, ya que muchos dependen más de las exportaciones de materias primas cuyos precios son volátiles. Se destaca también el papel crucial de las políticas monetarias en la estabilización de los mercados, aunque la efectividad de estas medidas es incierta debido a la complejidad del escenario actual.
Además, el cambio climático está cobrando protagonismo como un riesgo económico significativo, afectando sectores clave como la agricultura, la energía y el transporte. Los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes, ponen en peligro las infraestructuras críticas, lo que acarrea costos imprevistos para gobiernos y empresas. Para mitigar estos efectos, los expertos instan a una colaboración internacional más robusta y a inversiones en tecnologías sostenibles. Sin embargo, la falta de consenso político y el proteccionismo emergente podrían obstaculizar estos esfuerzos, prolongando un periodo de inestabilidad económica global.
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