El papel de las primeras damas y primeros caballeros en países democráticos sigue siendo un tema polémico debido a la falta de regulación clara que define sus responsabilidades y límites. Recientes casos judiciales han puesto en evidencia cómo estas figuras, sin tener un cargo formal, pueden involucrarse en delitos relacionados con abuso de poder, corrupción y enriquecimiento ilícito. Ejemplos notorios incluyen a Simone Gbagbo de Costa de Marfil, Sara Netanyahu de Israel y Penelope Fillon de Francia, quienes enfrentaron graves acusaciones durante sus respectivos mandatos. La situación varía según el país, con algunos como Albania implementando medidas para prevenir conflictos de interés, mientras que otros, como el Reino Unido, aplican un escrutinio riguroso. Estos eventos subrayan la necesidad de una mayor transparencia y rendición de cuentas para evitar el mal uso del poder en estos roles no electos.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.