El fallecimiento de Mario Vargas Llosa a los 89 años deja un vacío en la literatura mundial y marca el fin de una era para el realismo latinoamericano. Reconocido como uno de los pilares del «boom» latinoamericano, el escritor peruano y español cimentó su fama con obras destacadas como «La ciudad y los perros», inspirada en su juventud en el Colegio Militar Leoncio Prado. La novela, que expone las duras condiciones de vida en la institución, provocó controversia hasta el punto de ser censurada en su propia escuela. Mientras construía una carrera literaria cimentada en narrativas poderosas y personajes complejos, Vargas Llosa vivió pasiones y desencuentros personales que alimentaron muchas de sus historias, como su primer matrimonio con Julia Urquidi, que inspiró «La tía Julia y el escribidor».
El legado de Vargas Llosa no solo se mide en sus novelas, sino también en su intensa relación con los cambios políticos de América Latina y sus opiniones sobre acontecimientos globales. Admirador de la Revolución cubana en sus primeros años, y luego crítico abierto tras la desilusión por el rumbo autoritario del gobierno, su postura política se reflejó en sus escritos y acciones públicas, incluyendo una candidatura presidencial fallida en Perú en los años 90. Su Nobel de Literatura en 2010 consolidó una carrera dedicada a explorar la «cartografía de las estructuras del poder», como mencionó la Academia sueca. El autor anunció su retiro del ámbito literario y periodístico en 2023, cerrando capítulos importantes con su última novela y poniendo fin a tres décadas de análisis en su columna «Piedra de toque» en EL PAÍS. A pesar de su retiro, Vargas Llosa instó a los jóvenes a defender su verdad, manteniendo su espíritu crítico hasta el final.
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