La industria textil, señalada como una de las más contaminantes del mundo, produce el 20% de la contaminación del agua y el 10% de las emisiones globales de CO₂. En Europa, se desechan anualmente 11 kilos de ropa por persona, mayoría de la cual termina en vertederos o incinerada. Iniciativas recientes impulsadas por empresas, consumidores e instituciones buscan frenar este impacto, con plataformas de reventa y proyectos de sostenibilidad como Zara Pre-owned e Ikea Pre-owned. Sin embargo, la llegada de marcas como Shein y Temu pone en duda el compromiso real hacia prácticas más sostenibles. La inminente normativa de la UE, que será obligatoria a partir de 2025, promoverá mayores responsabilidades ambientales en toda la cadena de producción textil.
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