La caída en la demanda de vehículos y sus componentes desde Alemania y Francia ha provocado un impacto significativo en las exportaciones del sector, que se han reducido en 2.500 millones de euros. Este descenso se atribuye en gran medida a las dificultades económicas que enfrentan ambos países, donde los consumidores han disminuido sus gastos en bienes duraderos. Industrias en toda Europa se están viendo afectadas, ya que estas dos naciones son de los principales destinos para las exportaciones del sector automovilístico.
Además, las tensiones en la cadena de suministro y los retos logísticos han exacerbado la situación, limitando la capacidad de respuesta de los fabricantes para adaptarse a la caída de la demanda. Las empresas del sector automotriz están buscando nuevas estrategias para enfrentar esta coyuntura, explorando mercados alternativos y ajustando sus líneas de producción. Sin embargo, la incertidumbre económica y los posibles cambios en políticas comerciales complican las perspectivas de recuperación en el corto plazo.
Leer noticia completa en El Mundo.