En Nuuk, capital de Groenlandia, el joven Inunnguaq Jensen refleja el creciente interés en política entre los ciudadanos ante las elecciones parlamentarias del martes. Aunque nunca antes había votado, ahora está determinado a elegir un partido claramente independentista motivado por las promesas de explotación de los vastos recursos naturales de la isla. Esta elección ha captado la atención mundial, en parte por el renovado interés de Donald Trump en anexionar la isla a Estados Unidos, lo que ha exacerbado el fervor independentista en este territorio autónomo del reino de Dinamarca. La mayoría de los groenlandeses rechazan la idea de unirse a EE.UU., según encuestas recientes, lo que demuestra un fuerte deseo de mantener una identidad independiente, a pesar de la tensa relación histórica con Dinamarca.
En el contexto político, Groenlandia ve una movilidad notable con figuras como Kuno Fencker, quien recientemente abandonó el partido dominante Siumut para unirse a Naleraq, un grupo populista e independentista. Este cambio ha avivado las esperanzas de iniciar un proceso de independencia, respaldado por nuevos actores, como la influencer Qupanuq Olsen, que está usando su presencia en las redes para atraer al electorado joven. Sin embargo, existirá un proceso complejo y prolongado si Groenlandia opta por la independencia por completo de Dinamarca. Mientras tanto, Jorgen Boassen, un ferviente seguidor de Trump, insiste en que la estrategia expansiva del expresidente es beneficiosa para Groenlandia en su negociación con Dinamarca. A pesar de las voces divergentes, los sentimientos de conservar un grado de buena relación con Dinamarca prevalecen entre los moderados que, como Bo Martinsen de Demokraatit, defienden una independencia cautelosa y paulatina, basada en el desarrollo económico y definidos por sus propios términos y con la intención de evitar un cambio abrupto de lealtades geopolíticas.
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