En los últimos cinco años, Castilla y León ha registrado 530 muertes en accidentes de tráfico, convirtiéndose en una de las comunidades autónomas de España con mayor índice de víctimas mortales en carretera. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), la extensa red de más de 33.000 kilómetros en la región posee numerosos puntos negros, donde la siniestralidad se dispara. Junto a Cataluña y Andalucía, esta comunidad se destaca por su preocupación en la seguridad vial, especialmente para quienes transitan por estos tramos peligrosos.
Automovilistas Europeos Asociados (AEA) ha proporcionado un informe que detalla las carreteras más peligrosas en la región, identificando puntos específicos donde se concentran los accidentes y las muertes. Los kilómetros más críticos incluyen el 222 de la N-620 en Salamanca y el 117 de la N-110 en Segovia, ambos con diez víctimas fatales. Otros lugares de alto riesgo son el kilómetro 327 de la N-6, donde se registraron nueve muertes, y varios puntos con ocho víctimas en distintas carreteras. Con estos datos, las autoridades insisten en la importancia de extremar las precauciones al conducir en estas áreas durante cualquier viaje, para reducir el riesgo de tragedias.
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