Los aspirantes de MasterChef vivieron un momento sorpresivo durante la prueba de eliminación, al llegar y descubrir que las cocinas estaban vacías: "¡No hay fuego!". En lugar de cocinar, los participantes debían presentar platos crudos, una tarea que requería creatividad y precisión. Como detallaron los jueces Jordi Cruz y Pepe Rodríguez, la comida debía servirse sin modificaciones o a muy baja temperatura, lo que planteó un desafío significativo para los competidores.
La evaluación arrojó resultados contundentes, con solo tres de los cinco aspirantes, Elena, Bea y Emilio, comprendiendo adecuadamente la consigna. La tensión aumentó cuando Pepe informó que Clara sería la expulsada de la semana, señalando que su interpretación del reto fue la menos acertada. Visiblemente afectada, Clara se despidió de sus compañeros con disculpas y agradecimientos, subrayando su gratitud por la experiencia y recordando que, a pesar de la competencia, lo importante es salir mejorando como persona.
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