La cápsula Dragon de SpaceX ha consolidado su posición como un pilar fundamental en la exploración espacial, facilitando tanto el transporte de tripulación como de carga hacia la Estación Espacial Internacional (ISS). Desde su lanzamiento inicial en 2010, Dragon ha demostrado que las empresas privadas pueden realizar misiones que antes eran exclusivas de agencias estatales. Con la llegada de Dragon 2, que incluye variantes para vuelos tripulados y transporte de carga, SpaceX ha revitalizado la capacidad de Estados Unidos para enviar astronautas al espacio desde su territorio, una capacidad perdida tras el retiro del transbordador espacial en 2011.
Equipadas con tecnología avanzada, las cápsulas Dragon son capaces de transportar hasta siete pasajeros y están diseñadas para ser reutilizables, lo que modera costos y permite un ritmo más rápido de lanzamientos. La nave no solo ha demostrado ser vital para las misiones actuales, sino que también se proyecta como un componente esencial en los planes futuros de exploración lunar y marciana de SpaceX. En un ambiente de creciente competencia tecnológica, Dragon se erige como un referente de innovación y una pieza clave en la visión de Elon Musk para hacer del espacio un entorno más accesible para todos.
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