El presidente del FC Barcelona, en un gesto inusual, rompió su silencio durante la recepción oficial organizada por el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Rafael Louzán, en la ciudad de Yeda. Este evento, que tendría como objetivo principal fomentar lazos de camaradería entre las instituciones futbolísticas, se convirtió en el escenario en el que el mandatario blaugrana abordó las polémicas surgidas tras sus enérgicas expresiones durante la reciente semifinal. En un breve pero impactante discurso, el presidente del Barcelona aseguró que «el fútbol es pasión», justificando así sus comentarios previos que habían sido objeto de controversia. A pesar del revuelo mediático, se confirmó que no enfrentará sanciones por parte de la RFEF.
Por otro lado, la ausencia notable del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, quien no pudo llegar a tiempo al evento, destacó entre los asistentes. Este detalle no pasó desapercibido, dado el impacto mediático que rodea siempre las figuras de los presidentes de los clubes más influyentes de España. La atención se centró en la relación entre ambos equipos rivales, particularmente en un momento de tensiones exacerbadas por el reciente encuentro. La intervención del presidente del Barça, lejos de haber agravado la situación, parece haber insuflado cierta calma, aunque la competencia deportiva y las pasiones que despierta siguen latentes en el ambiente futbolístico nacional.
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