El Barcelona se enfrenta a un retraso considerable en las obras de reforma del Camp Nou, previsto como el epicentro de las celebraciones por el 125 aniversario del club. Originalmente, el presidente Joan Laporta aspiraba a reinaugurar el estadio en noviembre de 2024. Sin embargo, las obras, a cargo de Limak Construction, avanzan con lentitud y, a día de hoy, el estadio se encuentra sin asientos y con la primera gradería a medio construir. Esto ha obligado al club a atrasar su regreso hasta febrero de 2025, con partidos programados mientras tanto en el estadio Lluís Companys de Montjuic, lo cual ha generado malestar entre los socios y seguidores del Barça debido al gasto adicional y a la pérdida del ambiente emblemático del Camp Nou.
Las causas del retraso incluyen complicaciones logísticas y burocráticas, como la protestas de los vecinos por el ruido y la falta de personal cualificado. También influyen restricciones de la UEFA que impiden cambiar de estadio durante la fase inicial de la Champions League. Este contratiempo acarrea importantes consecuencias financieras; cada día de retraso supone un coste de aproximadamente un millón de euros, contribuyendo al aumento del sobrecoste del proyecto, que ya asciende a 1.450 millones de euros. Para paliar la situación, el Barcelona ha planificado inaugurar parcialmente el Camp Nou en febrero de 2025 con 64.000 asientos, y espera completar todo el proyecto para agosto de 2026, si logran evitar nuevos contratiempos. Mientras tanto, las celebraciones del aniversario, lejos del esperado impacto monumental en su estadio, se trasladarán a lugares alternativos como el Gran Teatre del Liceu, una solución que, aunque simbólica, ha dejado insatisfechos a los socios del club.
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