La viuda del activista conservador Charlie Kirk, Erika, ha compartido su profunda tristeza y los difíciles momentos que enfrenta tras el asesinato de su marido. En una emotiva entrevista, Erika reveló que lleva consigo una medalla de San Miguel, un colgante que le fue retirado a Kirk en el hospital durante los intentos de salvar su vida. La mujer, antigua miss Arizona, recuerda cómo la noche anterior a su muerte le suplicó que usara un chaleco antibalas, ante lo cual él se mostró confiado en la seguridad de su intervención en Utah. Al llegar al hospital, Erika se encontró con una desgarradora escena: el cuerpo de Charlie, con «una media sonrisa cómplice, como la de la Mona Lisa», lo que le dio una extraña sensación de paz.
A medida que la historia de su marido ha captado la atención pública, Erika ha expresado su deseo de dejar las decisiones sobre la justicia en manos del Gobierno, evitando así ser consumida por el rencor hacia el presunto asesino, Tyler Robinson. En sus conversaciones con Donald Trump, quien consideraba a Charlie como un hijo, Erika solicitó que la conexión que ambos compartían continue como un tributo a su legado. La viuda evoca esos momentos con un agradecimiento que contrasta con su dolor, destacando la amabilidad del presidente en sus interacciones y dejando entrever un anhelo de apoyo en su lucha por honrar la memoria de su esposo.
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