En una comparecencia que ha dejado perplejos a muchos, Carlos Mazón ha anunciado su dimisión como presidente de la Generalitat Valenciana, una decisión marcada por la controversia y las críticas sobre su gestión. Mazón, enfrentando numerosas acusaciones, intentó justificar su salida culpando al Estado de no ofrecer las ayudas necesarias para la reconstrucción, lo que alega obedece a intereses políticos. En su discurso, el presidente saliente se mostró como una víctima de persecución mediática, incluso llegando a responsabilizar a su familia del desgaste público que ha sufrido. Sin embargo, sus palabras han sido calificadas de teatro político, una táctica que, lejos de inspirar comprensión, resuena como un eco de desprecio hacia las verdaderas víctimas del desastre que ha azotado la comunidad.
La comparecencia ha generado escepticismo y molestia entre la ciudadanía, especialmente cuando se refirió a las mujeres y las invitaciones cuestionadas hacia una periodista. Además, la falta de asunción directa de responsabilidades sobre la gestión del desbordamiento del barranco del Poyo ha incrementado la frustración. La jueza Ruiz Tobarra continúa desmontando las excusas presentadas por Mazón. Con su dimisión, la tensión política no disminuye; Vox, que asume un papel clave en el relevo, sigue marcando el ritmo político de la región. Mientras tanto, las víctimas de las catástrofes continuarán buscando justicia, insatisfechas con un discurso que consideran insultante y desconectado de la realidad que viven.
Leer noticia completa en El Pais.


